La imagen del caracol la tomo prestada de Günter Grass. Como el caracol siento el irrefrenable deseo de avanzar en alguna dirección, más allá del lugar que me ha tocado ocupar. Y como el caracol descubro siempre que la fuerza del deseo y el ritmo de la marcha carecen de proporción. Así, sin otra alternativa, la intensidad se transforma en resistencia y de manera imperceptible termino siempre avanzando. No es, por supuesto, una imagen especialmente agradable y no espero que lo sea. La tomo porque me parece apropiada, porque creo que en muchos aspectos me hace justicia. Así que de alguna forma este espacio es la pista de esa marcha, el rastro del que se arrastra pero no se detiene.
Este espacio es también la confirmación de mi tendencia natural a la contradicción. Los que me conocen saben mi opinión sobre los blogs. No pretendo ocultarla ahora. Estoy convencido de que los blogs son, en su mayoría, una pérdida de tiempo tanto para el autor como para sus lectores. Estoy convencido también de que los blogs son lugares para el despliegue narcisista, el onanismo intelectual y el voyeurismo informático. En el mejor de los casos los blogs no son más que una forma de divertimento dentro de la amplia oferta lúdica de la sociedad globalizada. Así que al abrir este blog, confirmo una vez más mi condición humana, y no hay nada más humano que la contradicción performativa: negar con las acciones lo que se afirma en el discurso y viceversa. Pero es siempre así, la crítica a un sistema está condenada al fracaso porque sólo tiene dos alternativas: o se asimila a las reglas que el propio sistema fija para la administración de las críticas o se mantiene al margen de tales reglas, negándose a sí misma toda voz y toda acción.
Por otro lado, el uso del alias Gorgias no busca en absoluto ocultar mi identidad. Máscara con la cual podría dedicarme a maldecir a discreción a todo el que me caiga mal. No, lo uso porque la figura de Gorgias resume para mí la radicalidad tanto del escepticismo como del pensamiento irreverente.
Finalmente, a medida que escribo estas líneas me convenzo también de que no se me da la escritura jocosa, ingeniosa, ocurrente, juvenil y divertida que a tanta gente le gusta. Por lo cual, no espero mucha concurrencia, confío en que el visitante voyeur se aburra pronto y se dirija presuroso a algún otro blog donde encuentre mejor alimento para sus necesidades emocionales.
11 comentarios:
Olvidas la opción más importante, y más literariamente trascendente: el ocio. Tener un blog es darle una alternativa al ocio, como cualquier otra. Es entretenido.
¿Y por qué con un blog, en vez de ir al cine, o yo qué sé? Pues porque sí, porque es divertido. ¿Por qué no?
Felicitaciones, y bienvenido a bordo.
A la final, y aunque mi condición de mujer a veces lo potencie, todos somos una confusión-contradicción andantes. Ácido como siempre Villarino...
Un saludos y entre blogs nos veremos...
¿Cuál es el problema de aceptar que eres igual a todos los demás? hedonista, egoísta, creído... No lo medites tanto. ¡Ése es el problema de ser tan racional...! Vamos, bienvenido al mundo de los blogs, sumérgete en la más pura frivolidad de creer que lo que tienes que contar, aparte de la literatura bien escrita y narrada, también le importe a la gente o al menos, secretamente, guarda la esperanza de que algún navegador incauto caiga en las fauces de tus "ácidas" palabras y sume un numerito más en tu historial de visitas. Es divertido, imbécil y puede hacer que gastes gloriosas horas en esa delicia llamada ócio.
¡Salve, INTERNET!
Con esto habría sido suficiente papito para definirse: el rastro del que se arrastra. Lo demás en tu blog parece apuntar a eso, a demás. Quédese, peleando en las librerías porque pongan el libro suyo y no el de Blanco en las vitrinas.
salud por la reflexión... (y abajo la reducción del amigo del cuasipalíndromo)
un abrazo
jesus
Buehhhh.... no sólo eso, Sr. Palíndromo, sino que además, la Sra. Olga al parecer nunca ha leído a Vallejo, Sra, no se dice "a la final", se dice al final, A la final es, le aclaro, si se trata de que irá usted a la final del campeonato de fútbol, o de amiguismo, claro está. De resto, señor Villarino, tranquilo, no es usted tan especial, como niguno, todos somos iguales, hechos de la misma mierda.
Y lo que usted no sabe, Sr. pretérito, es que "a la final" es un tradicional venezolanismo que nadie -y ciertamente nadie que no haya estudiado la lengua- tiene necesidad de conocer y/o corregir. Deje de presumir su conocimiento y sus lecturitas, buen hombre, que "todos somos iguales, hechos de la misma mierda".
salud.
He intentado muchas veces tener un blog; los abro, le cambio infinidad de veces la fuente, los colores, el lugar de las cosas y demás; pero finalmente termino cerrándolos o - en el mejor de los casos - abandonándolos. Y es que siento que con ellos se está sobreexpuesto de manera casi insoportable,que a veces no se tiene mucho que decir, o que puede convertirse en un ejercicio de egos. Una herramienta para herir, desprestigiar o simplemente insultar. Prefiero entonces limitarme a los comentarios, a los que también les tengo cierto temor. Es un riesgo, un atrevimiento, quiero decir, un riesgo y un atrevimiento que hay que celebrar. Algunos llegan a ser verdaderas carnicerías, otros se vuelven cada vez más interesantes y gratos de leer (cuando se trabajan con seriedad y criterio, como estoy segura es tu caso).Suerte y trata de no caer en provocaciones. Un abrazo.
Amigo Payares, disculpe usted, pero yo no presumo mis "lecturitas", que Vallejo, amigo mío, no es, según usted presupone o deja entender, una lecturita. Sin embargo, a decir verdad, en algo sí que tiene ud. razón, todos estamos hechos de la misma mierda, ohhhh sí. Lo que digo es que ese venezolanismo, como ud le llama, es una lamentable degeneración del un buen uso. Claro, quizá ud. haga referencia a que el uso hace la norma, y razón tiene, no obstante aún este lamentable uso no ha hecho la norma, digo, a nivel "oficial".
Ahora bien, amigo Payares, no parece tener ud. lo que la sicología ha dado en llamar "tolerancia a la frustración", que en este caso se manifiesta en la... ¿Cómo llamarla?... Ah sí, molestia por lo que ud., al parecer, siente como una ofenza a su amiga olga. En serio, le aclaro, yo no traté en ningún momento molestar a su amiga ni a ud, claro está.
En todo caso, la presunción no es algo de lo que yo padezca. Lo que me hace recordar que en mi pueblo dicen "espejito, espejito" cuando alguien acusa a otro de un mal que él mismo tiene. Un cordial saludo.
A ver, no es mi ánimo discutir, y menos en el blog de otro. Pero resolvamos nuestro pequeño impasse de la mejor manera posible.
Quizás tengas razón en lo que apuntas sobre mí, quizás no. Eso no me preocupa: ya de eso se ocupa mi terapeuta, que me conoce mejor y le pago para eso. En todo caso, mi respuesta se debió a lo antipático y necio que me pareció su comentario, ya fuese a Olga (sí, mi amiga, que ahora parece que es malo tenerlos y/o reconocerlos) o a quien sea. Yo he leído a Vallejo, lo conozco de hace tiempo, y me pareció gratuita la alusión y pedante la referencia. Ya que me aclaras que no fue malintencionada, chévere, haya paz, y dejemos que los próximos comentarios aludan al texto de Carlos, y no a nosotros, meros comentaristas.
Venga, salud.
y "ofenza" es qué? un germanismo?
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